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Santa Edith Stein (Sor Teresa Benedicta de la Cruz)

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Santa Edith Stein (Sor Teresa Benedicta de la Cruz)

Santa Edith Stein (Sor Teresa Benedicta de la Cruz)Cuando Edith Stein, la última de once hermanos, nació en Breslau el 12 de octubre de 1891, la familia festejaba el Yom Kippur, la mayor fiesta hebrea, el día de la expiación. «Esto hizo, más que ninguna otra cosa, que su madre tuviera una especial predilección por la hija más pequeña». Precisamente esta fecha de su nacimientó fue para la carmelita casi un vaticinio.

El padre, comerciante de maderas, murió cuando Edith no había cumplido aún dos años. La madre, una mujer muy religiosa, solícita y voluntariosa, una persona verdaderamente admirable, al quedarse sola, debió hacer frente tanto al cuidado de la familia como a la gestión de la gran hacienda familiar; pero no consiguió mantener en los hijos una fe viva. Edith perdió la fe en Dios. «Con plena conciencia y por libre elección dejé de rezar».

Obtuvo brillantemente la reválida en 1911 y comenzó a estudiar germanística e historia en la Universidad de Breslau, más para tener una base de sustento en el futuro que por auténtica pasión. Su verdadero interés era la filosofía. Le interesaban también los problemas de la mujer. Entró a formar parte de la organización «Asociación Prusiana para el Derecho Femenino al Voto». Más tarde escribía: » como bachiller y joven estudiante, fui una feminista radical. Perdí después el interés por este asunto. Ahora voy en busca de soluciones puramente objetivas».

En 1913, la estudiante Edith Stein se fue a Gottinga para asistir a las clases universitarias de Edmund Husserl, de quien llegó a ser discípula y asistente, consiguiendo con él el doctorado. Por aquellos tiempos, Edmund Husserl fascinaba al público con un nuevo concepto de verdad: el mundo percibido no solamente existía de forma kantiana, como percepción subjetiva. Sus discípulos entendían su filosofía como un viraje hacia lo concreto. «Retorno al objetivismo». Sin que él lo pretendiera, la fenomenología condujo a no pocos discípulos y discípulas suyos a la fe cristiana. En Gottinga Edith Stein se encontró también con el filósofo Max Scheler y este encuentro atrajo su atención sobre el catolicismo. Pero todo esto no la hizo olvidar el estudio con el que debía ganarse el pan en el futuro y, en 1915, superó con la máxima calificación el examen de Estado. No obstante, no comenzó el periodo de formación profesional.

Al estallar la primera guerra mundial escribía: «ahora ya no tengo una vida propia». Siguió un curso de enfermería y prestó servicio en un hospital militar austríaco. Fueron tiempos difíciles para ella. Atendía a los ingresados en la sección de enfermos de tifus y prestaba servicio en el quirófano, viendo morir a hombres en la flor de su juventud. Al cerrar el hospital militar en 1916, siguió a Husserl a Friburgo en Brisgovia, donde obtuvo el doctorado «summa cum laude» con una tesis «Sobre el problema de la empatía «.

Por aquel tiempo le ocurrió un hecho importante: observó cómo una aldeana entraba en la Catedral de Frankfurt con la cesta de la compra, quedándose un rato para rezar. «Esto fue para mí algo completamente nuevo. En las sinagogas y en las iglesias protestantes que he frecuentado los creyentes acuden a las funciones. Aquí, sin embargo, una persona entró en la iglesia desierta, come si fuera a conversar en la intimidad. No he podido olvidar lo ocurrido». En las últimas páginas de su tesis de doctorado escribió: «ha habido personas que, tras un cambio imprevisto de su personalidad, han creído encontrar la misericordia divina». ¿Cómo llegó a esta afirmación?

Edith Stein tenía gran amistad con el asistente de Husserl en Gottinga, Adolf Reinach y su esposa. Adolf Reinach muere en Flandes en noviembre de 1917. Edith va a Gottinga. Los Reinach se habían convertido al Evangelio. Edith tenía cierta renuencia ante el encuentro con la joven viuda.

Con gran sorpresa encontró una creyente. «Este ha sido mi primer encuentro con la cruz y con la fuerza divina que transmite a sus portadores… Fue el momento en que se desmoronó mi irreligiosidad y brilló Cristo». Más tarde escribirá: «lo que no estaba en mis planes estaba en los planes de Dios. Arraiga en mí la convicción profunda de que -visto desde el lado de Dios- no existe la casualidad; toda mi vida, hasta los más mínimos detalles, está ya trazada en los planes de la Providencia divina y, ante los ojos absolutamente clarividentes de Dios, presenta una coherencia perfectamente ensamblada».

En otoño de 1918, Edith Stein dejó la actividad de asistente de Edmund Husserl porque deseaba trabajar independientemente. La primera vez que volvió a visitar a Husserl después de su conversión fue en 1930. Tuvo con él una discusión sobre la nueva fe de la que la hubiera gustado que participara también él. Tras ello escribió una frase sorprendente: «Después de cada encuentro que me hace sentir la imposibilidad de influenciar directamente, se agudiza en mí el impulso hacia mi propio holocausto».

Edith Stein deseaba obtener la habilitación para la libre docencia, algo que, por aquel entonces, era inalcanzable para una mujer. A este respecto, Husserl se pronunciaba así en un informe: «Si la carrera universitaria se hiciera accesible a las mujeres, la podría recomendar encarecidamente más que a cualquier otra persona para el examen de habilitación». Más tarde, sin embargo, se le negaría la habilitación a causa de su origen judío.

Edith Stein vuelve a Breslau. Escribe artículos en defensa de la psicología y de las humanidades. Pero lee también el Nuevo Testamento, Kierkegaard y el opúsculo de los Ejercicios espirituales de Ignacio de Loyola. Se da cuenta de que un escrito como éste no se le puede simplemente leer, sino que es necesario ponerlo en práctica.

En el verano de 1921 fue durante unas semanas a Bergzabern (Palatinado), a la finca de la Señora Hedwig Conrad-Martius, una discípula de Husserl. Esta señora, junto con su esposo, se había convertido al Evangelio. Una tarde Edith encontró en la biblioteca la autobiografía de Teresa de Ávila. La leyó durante toda la noche. «Cuando cerré el libro, me dije: esta es la verdad».

Considerando retrospectivamente su vida, escribía más tarde: «mi anhelo por la verdad era ya una oración».

En enero de 1922 Edith Stein se bautizó. Era el día de la Circuncisión de Jesús, la acogida de Jesús en la estirpe de Abraham. Estaba erguida ante la fuente bautismal, vestida con el blanco manto nupcial de Hedwig Conrad-Martius, que hizo de madrina. «Había dejado de practicar mi religión hebrea y me sentía nuevamente hebrea solamente tras mi retorno a Dios». Ahora tendrá siempre conciencia, y no sólo intelectualmente, sino de manera tangible, de pertenecer a la estirpe de Cristo. En la fiesta de la Candelaria, una fiesta cuyo origen se remonta también al Antiguo Testamento, fue confirmada por el Obispo de Espira en su capilla privada.

Después de su conversión, lo primero que hizo fue volver a Breslau. «Mamá, soy católica». Las dos lloraron. Hedwig Conrad-Martius escribió: «mira, dos israelitas y en ninguna de ellas hay engaño» (cf. Jn 1, 47).

Inmediatamente después de su conversión, Edith Stein aspira a entrar en el Carmelo, pero sus consejeros espirituales, el Vicario general de Espira y el Padre Przywara, S.J., le impiden dar este paso. Acepta entonces un empleo de profesora de alemán e historia en el Instituto y seminario para maestros del Convento dominico de la Magdalena de Espira hasta Pascua de 1931. Por insistencia del Archiabad Raphael Walzer, del convento de Beuron, hace largos viajes para dar conferencias, sobre todo sobre temas femeninos. «Durante el período inmediatamente precedente y también bastante después de mi conversión… creía que llevar una vida religiosa significaba renunciar a todas las cosas terrenas y vivir solamente con el pensamiento puesto en Dios. Gradualmente, sin embargo, me he dado cuenta de que este mundo exige de nosotros otras muchas cosas…, creo, incluso, que cuanto más se siente uno atraído por Dios, más debe «salir de sí mismo», en el sentido de dirigirse al mundo para llevar allí una razón divina para vivir». Su programa de trabajo es enorme. Traduce las cartas y los diarios del período precatólico de Newmann y la obra Quaestiones disputatae de veritate de Tomás de Aquino, en una versión muy libre por amor al diálogo con la filosofia moderna. El Padre Erich Przywara, S.J., la incitó a escribir también obras filosóficas propias. Aprendió que es posible «practicar la ciencia al servicio de Dios… sólo por tal motivo he podido decidirme a comenzar una serie de obras científicas». Encuentra siempre las fuerzas necesarias para su vida y su trabajo en el convento benedictino de Beuron, al que va para pasar allí las fiestas más importantes del año eclesiástico.

En 1931 termina su actividad en Espira. Intenta de nuevo obtener la habilitación para la libre docencia en Breslau y Friburgo. Todo en vano. Compone entonces una obra sobre los principales conceptos de Tomás de Aquino: «Potencia y acción». Más tarde hará de este ensayo una obra mayor, desarrollándola bajo el título de Endliches und ewiges Sein (Ser finito y Ser eterno) en el convento de las Carmelitas de Colonia. No fue posible imprimir esta obra durante su vida.

En 1932 se le asigna una cátedra en una institución católica, el Instituto de Pedagogía científica de Münster, donde tiene la posibilidad de desarrollar su propia antropología. Aquí encuentra la manera de unir ciencia y fe, y de hacer comprensible esta cuestión a otros. Durante toda su vida sólo quiso ser «instrumento de Dios». «Quien viene a mí, deseo conducirlo a Él «.

En 1933 la noche se cierne sobre Alemania. «Había oído ya antes algo sobre las severas medidas contra los judíos. Pero ahora comencé de pronto a entender que Dios había puesto una vez más su pesada mano sobre su pueblo y que el destino de este pueblo era también el mío». El artículo de la ley de los nazis sobre la raza ariana hizo imposible que continuara su actividad docente. «Si aquí no puedo continuar, en Alemania ya no hay posibilidades para mí «. «Me había convertido en una extranjera en el mundo».

El Archiabad Walzer, de Beuron, ya no le impidió entrar en un convento de Carmelitas. Durante el tiempo que estuvo en Espira había hecho ya el voto de pobreza, castidad y obediencia. En 1933 se presenta a la Madre Priora del Monasterio de Carmelitas de Colonia. «Solamente la pasión de Cristo nos puede ayudar, no la actividad humana. Mi deseo es participar en ella».

Una vez más Edith fue a Breslau para despedirse de su madre y de la familia. El 12 de octubre fue el último día que pasó en su casa, el día de su cumpleaños y, a la vez, la fiesta hebrea de los tabernáculos. Edith acompaña a su madre a la sinagoga. Fue un día nada fácil para las dos mujeres. «¿Por qué la has conocido (la fe cristiana)? No quiero decir nada contra Él. Habrá sido un hombre bueno. Pero ¿por qué se ha hecho Dios? » . Su madre lloró. A la mañana siguiente Edith tomó el tren para Colonia. «No podía tener una alegría arrebatadora. Era demasiado tremendo lo que dejaba atrás. Pero yo estaba tranquilísima, en el puerto de la voluntad de Dios». Cada semana escribirá después una carta a su madre. No recibirá respuesta. Su hermana Rosa le mandará noticias de casa.

El 14 de octubre Edith Stein entra en el monasterio de las Carmelitas de Colonia. En 1934, el 14 de abril, tuvo lugar la ceremonia de toma de hábito. El Archiabad de Beuron celebró la misa. Desde aquel momento Edith Stein llevará el nombre de Sor Teresa Benedicta de la Cruz.

Escribe en 1938: «bajo la Cruz entendí el destino del pueblo de Dios que entonces (1933) comenzaba a anunciarse. Pensaba que entendiesen que se trataba de la Cruz de Cristo, que debían aceptarla en nombre de todos los demás. Es verdad que hoy entiendo mejor estas cosas, lo que significa ser esposa del Señor bajo el signo de la Cruz. Aunque ciertamente nunca será posible comprender todo esto, puesto que es un secreto». El 21 de abril de 1935 hizo los votos temporales. El 14 de septiembre de 1936, en el momento de renovar los votos, murió su madre en Breslau. «Hasta el último momento mi madre ha permanecido fiel a su religión. Pero, puesto que su fe y su firme confianza en su Dios… fue lo ultimo que permaneció vivo en su agonía, confío en que haya encontrado un juez muy clemente y que ahora sea mi más fiel abogada, para que también yo pueda llegar a la meta».

En el recordatorio de su profesión perpetua, el 21 de abril de 1938, hizo imprimir las palabras de San Juan de la Cruz, al que dedicará su última obra: «que ya sólo en amar es mi ejercicio «. La entrada de Edith Stein en el convento de las Carmelitas no fue una huida. «Quien entra en el Carmelo no se pierde para los suyos, sino que le tienen aún más cercano; y esto porque nuestra profesión es la de dar cuenta de todos a Dios «. Dio cuenta a Dios sobre todo de su pueblo.

«Pienso continuamente en la reina Ester, que fue sacada de su pueblo para dar cuenta ante el rey. Yo soy una pequeña y débil Ester, pero el Rey que me ha elegido es infinitamente grande y misericordioso. Esto es un gran consuelo » (31.10.1938).

El 9 de noviembre de 1938 se puso de manifiesto ante todo el mundo el odio que tenían los nazis a los judíos. Arden las sinagogas, se siembra el terror entre las gentes judías. La Madre Superiora de las Carmelitas de Colonia hace todo lo posible para llevar al extranjero a Sor Teresa Benedicta de la Cruz. La noche de fin de año de 1938 cruza la frontera de los Países Bajos y la llevan al monasterio de Carmelitas de Echt, en Holanda. Allí redacta su testamento el 9 de junio de 1939.

«Ya desde ahora acepto con gozo, en completa sumisión y según su santísima voluntad, la muerte que Dios me haya destinado. Ruego al Señor que acepte mi vida y muerte… de manera que el Señor sea reconocido por los suyos y que su Reino venga con toda su magnificencia para la salvación de Alemania y la paz del mundo… «.

Ya en el monasterio de Carmelitas de Colonia, a Edith Stein se le había dado permiso para dedicarse a las obras científicas. Allí había escrito, entre otras cosas, De la vida de una familia judía. «Deseo narrar simplemente lo que he experimentado al ser hebrea». Ante «la juventud que hoy es educada desde la más tierna edad en el odio a los judíos…, nosotros, que hemos sido educados en la comunidad hebrea, tenemos el deber de dar testimonio».

En Echt, Edith Stein escribirá a toda prisa su ensayo sobre Juan de la Cruz, el místico doctor de la Iglesia, con ocasión del cuatrocientos aniversario de su nacimiento, 1542-1942. En 1941 escribía a una religiosa con quien tenía amistad: «una scientia crucis (la ciencia de la cruz) sólamente puede ser entendida si se lleva todo el peso de la cruz. De ello estaba convencida ya desde el primer instante y de todo corazón he pronunciado: Ave, Crux, Spes unica (te saludo, Cruz, única esperanza nuestra)». Su estudio sobre San Juan de la Cruz lleva como subtítulo: » La ciencia de la Cruz «.

El 2 de agosto de 1942 llega la Gestapo. Edith Stein se encuentra en la capilla con las otras Hermanas. En cinco minutos debe presentarse, junto con su hermana Rosa, que se había bautizado en la Iglesia Católica y prestaba servicio en las Carmelitas de Echt. Las últimas palabras de Edith Stein que se oyen en Echt están dirigidas a Rosa: «Ven, vayamos, por nuestro pueblo».

Junto con otros muchos otros judíos convertidos al cristianismo, las dos mujeres son llevadas al campo de concentración de Westerbork. Se trataba de una venganza contra el comunicado de protesta de los obispos católicos de los Países Bajos por los progromos y las deportaciones de los judíos. «Jamás había pensado que los seres humanos pudieran llegar a ser así, y tampoco podía pensar que mis hermanas y hermanos debieran sufrir así… cada hora rezo por ellos. ¿Oirá Dios mi oración? En todo caso, oye ciertamente sus lamentos». El Prof. Jan Nota, cercano a ella, escribirá más tarde: «para mí, ella es, en un mundo de negación de Dios, una testigo de la presencia de Dios».

Al amanecer del 7 de agosto sale una expedición de 987 judíos hacia Auschwitz. El 9 de agosto Sor Teresa Benedicta de la Cruz, junto con su hermana Rosa y muchos otros de su pueblo, murió en las cámaras de gas de Auschwitz.

Con su beatificación en Colonia el 1 de mayo de 1987, la Iglesia rindió honores, por decirlo con palabras del Sumo Pontífice Juan Pablo II, a «una hija de Israel, que durante la persecución de los nazis ha permanecido, como católica, unida con fe y amor al Señor Crucificado, Jesucristo, y, como judía, a su pueblo «.

Fuente: http://www.vatican.va/news_services/liturgy/saints/ns_lit_doc_1

 

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Controlado el incendio declarado en la Catedral

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El incendio se ha originado en el interior de una capilla, junto a la zona de Almanzor

Foto Diario Córdoba A.J González

Esta tarde se ha declarado un incendio en una capilla de la Mezquita-Catedral, en la zona de Almanzor. Inmediatamente se ha activado el protocolo establecido en el Plan de Autoprotección. Tres dotaciones de bomberos se han personado al instante en el monumento y han controlado el incendio.
A medida que se conozcan más detalles continuaremos informando

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«Recemos por la paz»: la CEE responde al llamamiento del Papa León XIV a intensificar la oración en favor de la paz

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El presidente de la Conferencia Episcopal ha dirigido una carta a los obispos de España para, «en sintonía con iniciativas similares en otras Conferencias Episcopales (…) responder al llamamiento del Papa León XIV a intensificar la oración y las actitudes en favor de la paz». Por eso, invita a intensificar en las celebraciones litúrgicas de cada día la oración por la paz, a través de los formularios de la Misa «Por la paz y la justicia» y «En Tiempo de Guerra y Desorden» y Misas y oraciones por diversas necesidades.
Carta de Mons. Luis J. Argüello:

El periodo estival no es tiempo de paz ni de tregua en Gaza, Ucrania, Siria, Yemen, Sudán, Haití o en tantos otros lugares del mundo. No podemos permanecer indiferentes ante el prolongado sufrimiento que provocan los guerras y conflictos armados en tantas latitudes. Vivimos en un mundo donde todo está conectado. Urge una alianza de creyentes en favor del evangelio de la vida y la cultura de la paz. Una alianza que invite a la conversión personal y relacional para hacer de cada creyente y comunidad católica un signo e instrumento de la paz de Dios.

Desde la CEE, en sintonía con iniciativas similares en otras Conferencias Episcopales, queremos responder al llamamiento del Papa León XIV a intensificar la oración y las actitudes en favor de la paz. Por eso, además de otras posibles iniciativas, invitamos a intensificar en las celebraciones litúrgicas de cada día la oración por la paz.
Podemos realizarlo a través de los formularios de la Misa «Por la paz y la justicia» (Misal Romano, Misas y oraciones por diversas necesidades, n. 30, formularios A o B pág. 1042- 1043) y «En Tiempo de Guerra y Desorden» (Misal Romano, Misas y oraciones por diversas necesidades, n. 30, pág. 1044-1045). En ambos casos se puede utilizar una de las Plegarias eucarística para la reconciliación. También se pueden incluir intenciones especiales en la Liturgia de los Horas para implorar al Señor el don de la paz y la conversión de los violentos. Podrían también organizarse momentos de oración y adoración por la paz.

Para añadir a las preces de laudes:

Tú que eres nuestra paz y has reconciliado en tu cruz a los que estaban divididos, — infunde en el mundo el deseo de concordia y convierte el corazón de quienes siembran violencia.

Para añadir a las preces de vísperas:
Señor, que has querido reunir en un solo pueblo a los dispersos por el pecado, — haz que florezca la paz en la tierra y transforma con tu gracia a quienes obran el mal.

Para añadir a la oración de los fieles de la misa:
Por la paz en el mundo, especialmente en Gaza, Ucrania, Siria, Yemen, Sudán, Haití y en tantos otros lugares heridos por la guerra y la violencia; para que el Señor conceda la
reconciliación a los pueblos enfrentados y convierta el corazón de quienes siembran odio y destrucción. Roguemos al Señor.

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Peregrinación de los jóvenes de Huelva a Roma por el Año Santo

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Del 1 al 6 de agosto, la juventud onubense se ha hecho presente en el Jubileo de los Jóvenes en Roma. La peregrinación diocesana, organizada conjuntamente por la Pastoral Juvenil y la Pastoral Universitaria, ha contado con la participación del Seminario Diocesano María Inmaculada, así como de jóvenes provenientes de lugares de la geografía diocesana. Además, junto con la peregrinación del secretariado de Juventud y Adolescencia, jóvenes de diferentes realidades eclesiales de nuestra diócesis han participado en el Jubileo de los Jóvenes por otros medios, llegando a superar los 300 participantes en total.

La experiencia jubilar comenzó con el encuentro de jóvenes españoles en la Plaza de San Pedro, donde, en un clima festivo y de oración, se celebró la Eucaristía presidida por el presidente de la Conferencia Episcopal Española. La jornada concluyó con el canto de la Salve Rociera a la Virgen María.

El sábado, los peregrinos se dirigieron a Tor Vergata para participar en la vigilia de oración con el Santo Padre Leónjunto a más de un millón de jóvenes de todo el mundo. El Papa hizo un llamado a poner a Cristo en el centro de la vida, palabras que resonaron con fuerza en el corazón de los asistentes. A ello, siguió un tiempo prolongado de adoración silenciosa al Santísimo Sacramento.

El domingo, el Papa recorrió los sectores de Tor Vergata antes de celebrar la Misa de envío, en la que animó a los jóvenes a “aspirar a las cosas celestiales” y a no conformarse con menos que la santidad.

Después del Jubileo, la peregrinación continuó en Asís, donde los jóvenes oraron en los principales lugares franciscanos: la Porciúncula, las basílicas de San Francisco y Santa Clara, y el lugar donde reposa el beato Carlo Acutis.

La última etapa de la peregrinación se vivió intensamente en Roma, cruzando las cuatro puertas santas de las basílicas mayores. La primera parada fue en San Pablo extramuros, donde tras cruzar la puerta, se llegó a la tumba del apóstolsan Pablo a confesar nuestra fe. Posteriormente, san Juan de Letrán, catedral de Roma, donde se hizo una oración especial por nuestra diócesis de Huelva. Luego, Santa María la Mayor, donde se rezó el ángelus ante la Salus Populi Romani. Como colofón, se peregrinó a la basílica de San Pedro. Desde el Castel Sant’Angelo, se caminó con la Cruz del Jubileo hacia la basílica, entre rezos y cantos. Especialmente profundo y espiritual fue el paso por la Puerta Santa de San Pedro y la oración ante la tumba del apóstol, donde los jóvenes rezaron el Credo y oraron por el Papa.

Los sacerdotes que acompañaron la peregrinación fueron D. Enrique Uzcátegui, delegado para la Pastoral Universitaria y la Pastoral Juvenil, y D. Juan José Feria, rector del Seminario y delegado de Pastoral Vocacional.

Todos coinciden en que ha sido una experiencia de gracia, comunión y renovación de la fe. Estos días han sido un verdadero acontecimiento eclesial para redescubrir la alegría de creer y ganar la indulgencia del Año Santo. Y, sobre todo, para renovar la fe en Jesucristo, el Hijo de Dios, nuestra pertenencia a la Iglesia católica.

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La Virgen de la Antigua será venerada en la víspera de la solemnidad de la Asunción

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Cuando se cumple en septuagésimo quinto aniversario de la declaración del Dogma de la Asunción de María a los cielos, el Cabildo Catedral expondrá a la veneración pública a su patrona, la Virgen de la Antigua.

Será en la víspera del 15 de agosto, entre las 18:30 y las 20:30 horas, en la Capilla mayor de la Santa Iglesia Catedral, que alberga esta querida talla mariana.

Ese mismo día, el 14 de agosto, a las 12 del mediodía, habrá un repique general del campanas en el Templo mayor de Jaén, que está levantado en honor a la Asunción de María a los cielos.

El día 15, como es tradicional, y durante al Eucaristía de las 11:30 horas, se presentarán ante la Virgen de la Antigua a los recién nacidos y niños que acudan al primer Templo de la Diócesis. En una celebración eucarística presidida, en este 2025, por el Deán de las Catedrales, D. Francisco Juan Martínez Rojas, y que comenzará con una procesión claustral con la imagen de la Virgen por las naves del Templo mayor. Al término, bendición secular con el Santo Rostro desde los cuatro puntos cardinales de la Catedral, a través de sus balcones. Una bendición a los jiennenses y a los campos con el paño que, según la tradición, enjugó el rostro de Cristo camino del calvario.

Esta celebración, a pesar de tener lugar en plena canícula, cada año reúne a más fieles jiennenses que quieren ser testigos privilegiados de la bendición secular y de la bendición de los bebés, además de participar en la mesa del Señor.

La talla de la Virgen de la Antigua es una obra anónima de estilo gótico, datada a principios del siglo XVI. La imagen representa a la Virgen amamantando a su Niño y se caracteriza por su rica policromía. Según la tradición oral, esta talla de la Virgen llegó a Jaén tras la reconquista de la ciudad por Fernando III el Santo. Ubicada en la Capilla Mayor del templo de Vandelvira, justo encima del Santo Rostro, es patrona del Cabildo catedral.

El dogma asuncionista, proclamado por el Papa Pío XII en 1950, establece que la Virgen María, al finalizar su vida terrenal, fue asunta (llevada) en cuerpo y alma a la gloria celestial. Este dogma, considerado revelación divina, afirma que María no experimentó la corrupción del sepulcro como el resto de la humanidad.

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El obispo pide intensificar la oración por la paz

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El obispo, Eloy Santiago, pide a los diocesanos oren por la paz, secundando así el llamado del papa León. 

El presidente de la Conferencia Episcopal ha dirigido una carta a los obispos de España para, «en sintonía con iniciativas similares en otras Conferencias Episcopales (…) responder al llamamiento del Papa León XIV a intensificar la oración y las actitudes en favor de la paz». Por eso, invita a intensificar en las celebraciones litúrgicas de cada día la oración por la paz, a través de los formularios de la Misa «Por la paz y la justicia» y «En Tiempo de Guerra y Desorden» y Misas y oraciones por diversas necesidades.

Texto de la carta

El periodo estival no es tiempo de paz ni de tregua en Gaza, Ucrania, Siria, Yemen, Sudán, Haití o en tantos otros lugares del mundo. No podemos permanecer indiferentes ante el prolongado sufrimiento que provocan los guerras y conflictos armados en tantas latitudes. Vivimos en un mundo donde todo está conectado. Urge una alianza de creyentes en favor del evangelio de la vida y la cultura de la paz. Una alianza que invite a la conversión personal y relacional para hacer de cada creyente y comunidad católica un signo e instrumento de la paz de Dios.

Desde la CEE, en sintonía con iniciativas similares en otras Conferencias Episcopales, queremos responder al llamamiento del Papa León XIV a intensificar la oración y las actitudes en favor de la paz. Por eso, además de otras posibles iniciativas, invitamos a intensificar en las celebraciones litúrgicas de cada día la oración por la paz.

Podemos realizarlo a través de los formularios de la Misa «Por la paz y la justicia» (Misal Romano, Misas y oraciones por diversas necesidades, n. 30, formularios A o B pág. 1042- 1043) y «En Tiempo de Guerra y Desorden» (Misal Romano, Misas y oraciones por diversas necesidades, n. 30, pág. 1044-1045). En ambos casos se puede utilizar una de las Plegarias eucarística para la reconciliación. También se pueden incluir intenciones especiales en la Liturgia de los Horas para implorar al Señor el don de la paz y la conversión de los violentos. Podrían también organizarse momentos de oración y adoración por la paz.

Para añadir a las preces de laudes:
Tú que eres nuestra paz y has reconciliado en tu cruz a los que estaban divididos,
— infunde en el mundo el deseo de concordia y convierte el corazón de quienes siembran
violencia.

Para añadir a las preces de vísperas:
Señor, que has querido reunir en un solo pueblo a los dispersos por el pecado,
— haz que florezca la paz en la tierra y transforma con tu gracia a quienes obran el mal.

Para añadir a la oración de los fieles de la misa:
Por la paz en el mundo, especialmente en Gaza, Ucrania, Siria, Yemen, Sudán, Haití y en tantos otros lugares heridos por la guerra y la violencia; para que el Señor conceda la reconciliación a los pueblos enfrentados y convierta el corazón de quienes siembran odio y destrucción. Roguemos al Señor.

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Mons. Valdivia: “¡Imitar a la Virgen María es posible!”

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Mons. Valdivia: “¡Imitar a la Virgen María es posible!”

El pasado miércoles comenzó la novena a la patrona de Sevilla, la Virgen de los Reyes. Su predicador es el obispo auxiliar de Sevilla, monseñor Ramón Valdivia. En la siguiente entrevista, publicada en el número especial de agosto del semanario diocesano Iglesia en Sevilla, explica las raíces de su devoción mariana por la patrona hispalense, y cuenta cómo encara esta responsabilidad en el estío sevillano.

 

Predicar la Novena a la Virgen de los Reyes es todo un honor, pero también una gran responsabilidad ¿Cuál son sus sentimientos al respecto?

El primer sentimiento es de gratitud al Sr. Arzobispo, a los capitulares del Cabildo Catedral y, a la Asociación de Ntra. Sra. de los Reyes, por regalarme la oportunidad de expresar cuánto bien me ha hecho la Santísima Virgen María. Predicar no es un motivo de orgullo, ni de vanagloria, sino de una verdadera obligación, como diría el apóstol san Pablo: ¡Ay de mí, si no anuncio el Evangelio! La responsabilidad a la que alude no me acobarda, todo lo contrario, me estimula a encontrarme con la mirada serena de María, con la sonrisa del Niño, y por supuesto, con los rostros de los fieles que acuden no sólo a verla, sino a escuchar la Palabra de Dios, y a dejarse tocar por el Espíritu Santo, a pesar de las torpes palabras del predicador. Encontrarme con cada una de esas miradas, supone reconocer en sus vidas la acción de Dios. ¿Qué podría decirles a ellos, que me ayude también a mí? Así comienza mi predicación, después de invocar al Espíritu Santo…, de esta forma, todo es sencillo. Predicar el Evangelio supone, como dice Juan el Bautista, empequeñecerse para que Otro crezca… Pido a la Virgen esta gracia para mí, y para estos días de la novena.

Sobre su devoción a la Virgen, ¿quisiera compartir con nosotros un momento fundante en su relación con María a lo largo de su vida cristiana?

María no es un objeto más de devoción, es la relación con mi Madre. No es un añadido a mi ser cristiano, sino que ha formado parte constitutiva de mi vida. Desde las primeras oraciones a los momentos más decisivos de mi camino espiritual, todo lo ha impregnado Ella, especialmente en los más delicados. Cuando estaba decidiendo mi vocación, la compañía de la imagen de la Virgen de los Reyes supuso una certeza con quien aprender a decir humildemente sí al plan de Dios. El 24 de septiembre de 1997 el arzobispo Amigo me impuso una cruz con el lema grabado a fuego “Se fiel” en su capilla. Ante Ella recé antes de recibir la ordenación sacerdotal el 14 de septiembre de 2003; y en el silencio (impuesto), una mañana de marzo del año 2023, a Ella me encomendé cuando recibí la noticia de que me pedían el servicio episcopal. Ante Ella, la Iglesia tomó posesión de mi vida para ser sucesor de los apóstoles. Si estos son los instantes decisivos, ¡cuántas veces me ha llenado de paz rezar el Rosario con su imagen en mi corazón!

¿Cuál es su propuesta espiritual a lo largo de estos nueve días de oración para acercar a los fieles al corazón de la Virgen?

“Sígueme”, con estas palabras el Señor resucitado se dirigió a San Pedro en el diálogo profundo tras la pesca milagrosa. El apóstol ya lo había seguido durante tres años antes del escándalo de la cruz. A partir de ese momento, el apóstol debía comenzar de nuevo, sin estar determinado por sus errores, con la mirada puesta sólo en Él. Seguir, seguir, seguir… Me parece que la mejor discípula del Señor fue María, desde que aceptó la Misión del Padre. Así pues, seguir a María, en su recorrido existencial puede ser un camino precioso para estimular nuestro seguimiento. Además, la liturgia nos ayudará a través de la memoria de varios santos y santas que dejándolo todo, le siguieron. Nos conviene a todos, a mí el primero, dejarnos conmover por estos testimonios.

¿Qué virtudes destacaría de la Madre de Dios?

En un momento que tantos educadores hablan de “valores”, la propuesta cristiana se ha centrado siempre en las “virtudes”, porque el ejercicio de estas requiere la libertad humana, mientras que los “valores” no dejan de ser abstractos. La humildad, la sencillez, la pureza, la ternura, la amabilidad, la paciencia, la obediencia, etc. requiere hacer un camino personal de entrega, junto con otros también, para ir adquiriendo la misma mentalidad de Cristo. San Pablo no se ruboriza cuando reclama a sus discípulos: ¡Imitadme!, no por presunción, sino porque supone querer vivir como El vivió. ¡Imitar a la Virgen María es posible! ¡Es posible renunciar a lo que nos separa de Cristo! Y, por otro lado, no es compatible con el espíritu cristiano justificarnos continuamente; eso le corresponde solo a Dios. A nosotros, lo que nos toca es amar a Dios, y a nuestros hermanos para ser como Ella.

Las letanías a la Virgen María son un hermoso recurso para dirigirnos a la Santísima Virgen. ¿A usted, de manera personal, cuál de ellas le genera más devoción y por qué?

Cada una de esas letanías, y las que tiene cada uno en su corazón, son como perlas que ha hilado la tradición de la Iglesia, de las madres y abuelas que han enseñado a sus descendientes a rezar con confianza porque la Virgen escucha. A modo de ejemplo, como soy muy despistado, (de joven me he perdido varias veces en la montaña), sé bien lo que significa estar perdido de verdad… por eso, cuando rezo “Refugio de pecadores”, me acuerdo lo que significa aquella casa abierta, la oportunidad de un sorbo de agua, y la seguridad de poder comenzar de nuevo.

San Luis María Grignion de Montfort escribió en el Tratado de la Verdadera Devoción que “siempre que piensas en María, Ella piensa por ti en Dios. Siempre que alabas y honras a María, Ella alaba y honra a Dios”. ¿Podría dirigir un mensaje motivador a todos los fieles para cultivar y profundizar en las virtudes marianas como modelo de santidad?

Antes que tú te acuerdes de la Virgen, la Madre de Jesús ya te amaba; antes de que fracases, Ella ya probó la humildad de ser esclava; antes de que digas sí, Ella recibió al Verbo; antes de que salgas a verla, ella llegó a la Casa de Zacarías (a tu puerta); antes de que te sintieras extraño en tu casa, Ella emigró a Egipto; antes de que otros intercedieran por ella ante Jesús, Ella intercedió por los esposos; antes de que tú la acogieras, su Hijo la mostró como nuestra Madre. No tardes en amarla, porque Ella ya te quiere junto a Dios.

La patrona de Sevilla y su Archidiócesis, Nuestra Señora de los Reyes, volverá a realizar su tradicional recorrido por los alrededores de la Catedral en la mañana del 15 de agosto. Un día grande para la Archidiócesis. Un sí a la esperanza. ¿No es así? 

Muchos fieles se convocan la mañana de la glorificación de María para estar con la Virgen de los Reyes. Me conmueven las peregrinaciones que llegan andando toda esa noche y celebran las misas previas a la procesión; me alegro por quienes se reconcilian a través del sacramento del perdón en esas horas; disfruto viendo a los sacerdotes que están disponibles para estas peregrinaciones aún cuando son días de mucho trabajo en las propias parroquias; me hace sentir como un verdadero pastor, cuando acompaño las lágrimas de quienes rezan a la Virgen y la sienten como Madre; y especialmente, cuando descubro algún hermano sacerdote, que la mira poniendo en Ella el mejor regalo recibido de Dios: su propia vocación.

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El obispo de Guadix pide a toda la diócesis que se intensifiquen las oraciones por la paz

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El obispo de Guadix pide a toda la diócesis que se intensifiquen las oraciones por la paz

Se une así a la propuesta hecha por la Conferencia Episcopal, que responde a la llamada del papa León XIV de intensificar las oraciones y las actitudes en favor de la paz

El obispo de Guadix, D. Francisco Jesús Orozco, ha trasladado a los sacerdotes, comunidades y fieles de la diócesis accitana una carta remitida por el presidente de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello, a los obispos, en la que invita a rezar, en las celebraciones y momentos de oración, por la paz en el mundo.

En su carta, Mons. Argüello recuerda que “el periodo estival no es tiempo de paz ni de tregua en Gaza, Ucrania, Siria, Yemen, Sudán, Haití o en tantos otros lugares del mundo. No podemos permanecer indiferentes ante el prolongado sufrimiento que provocan los guerras y conflictos armados en tantas latitudes”. Por eso, dice, “urge una alianza de creyentes en favor del evangelio de la vida y la cultura de la paz.”

Dice Mons. Argüello que, “en sintonía con iniciativas similares en otras Conferencias Episcopales, queremos responder al llamamiento del Papa León XIV a intensificar la oración y las actitudes en favor de la paz”. Se puede hacer, además de otras iniciativas que puedan surgir, “intensificando en las celebraciones litúrgicas de cada día la oración por la paz.” Y propone textos para hacer esas oraciones tanto en la oración de laudes, como en la de vísperas y en las celebraciones de la Eucaristía.

Al reenviar esta carta a los sacerdotes y comunidades de toda la diócesis, el obispo de Guadix anima a todos a que incluyan en sus oraciones esa petición de paz, en especial, en los lugares que hay en guerra, como Gaza, Ucrania, Siria, Yemen, Sudán y Haití, que se mencionan en la carta enviada desde la CEE.

Este es el texto completo de la carta envida pro Mons. Luis Argüello y reenviada por el obispo de Guadix a toda la diócesis:

El periodo estival no es tiempo de paz ni de tregua en Gaza, Ucrania, Siria, Yemen, Sudán, Haití o en tantos otros lugares del mundo. No podemos permanecer indiferentes ante el prolongado sufrimiento que provocan los guerras y conflictos armados en tantas latitudes. Vivimos en un mundo donde todo está conectado. Urge una alianza de creyentes en favor del evangelio de la vida y la cultura de la paz. Una alianza que invite a la conversión personal y relacional para hacer de cada creyente y comunidad católica un signo e instrumento de la paz de Dios.

Desde la CEE, en sintonía con iniciativas similares en otras Conferencias Episcopales, queremos responder al llamamiento del Papa León XIV a intensificar la oración y las actitudes en favor de la paz. Por eso, además de otras posibles iniciativas, invitamos a intensificar en las celebraciones litúrgicas de cada día la oración por la paz.

Podemos realizarlo a través de los formularios de la Misa «Por la paz y la justicia» (Misal Romano, Misas y oraciones por diversas necesidades, n. 30, formularios A o B pág. 1042- 1043) y «En Tiempo de Guerra y Desorden» (Misal Romano, Misas y oraciones por diversas necesidades, n. 30, pág. 1044-1045). En ambos casos se puede utilizar una de las Plegarias eucarística para la reconciliación. También se pueden incluir intenciones especiales en la Liturgia de los Horas para implorar al Señor el don de la paz y la conversión de los violentos. Podrían también organizarse momentos de oración y adoración por la paz.

Para añadir a las preces de laudes:
Tú que eres nuestra paz y has reconciliado en tu cruz a los que estaban divididos,
— infunde en el mundo el deseo de concordia y convierte el corazón de quienes siembran
violencia.

Para añadir a las preces de vísperas:
Señor, que has querido reunir en un solo pueblo a los dispersos por el pecado,
— haz que florezca la paz en la tierra y transforma con tu gracia a quienes obran el mal.

Para añadir a la oración de los fieles de la misa:
Por la paz en el mundo, especialmente en Gaza, Ucrania, Siria, Yemen, Sudán, Haití y en tantos otros lugares heridos por la guerra y la violencia; para que el Señor conceda la reconciliación a los pueblos enfrentados y convierta el corazón de quienes siembran odio y destrucción. Roguemos al Señor.

Antonio Gómez

Delegado diocesano de MCS. Guadix

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La Iglesia de Jaén se une a la petición del Papa León XIV y de la Conferencia Episcopal para pedir por la paz en el mundo

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La Diócesis de Jaén, atendiendo a la iniciativa impulsada por el Papa León XIV para pedir por el fin de la violencia, particularmente, la violencia armada, pide a los fieles que intensifiquen su oración por el don de la paz y el fin de las guerras en todos los lugares del mundo.

La Conferencia Episcopal Española, en una carta firmada por su presidente, Monseñor Argüello, explica que «El periodo estival no es tiempo de paz ni de tregua en Gaza, Ucrania, Siria, Yemen, Sudán, Haití o en tantos otros lugares del mundo. No podemos permanecer indiferentes ante el prolongado sufrimiento que provocan los guerras y conflictos armados en tantas latitudes. Vivimos en un mundo donde todo está conectado. Urge una alianza de creyentes en favor del evangelio de la vida y la cultura de la paz. Una alianza que invite a la conversión personal y relacional para hacer de cada creyente y comunidad católica un signo e instrumento de la paz de Dios».

Asimismo, desde la CEE, en sintonía con iniciativas similares en otras Conferencias Episcopales, queremos responder al llamamiento del Papa León XIV a intensificar la oración y las actitudes en favor de la paz. Por eso, además de otras posibles iniciativas, invitamos a intensificar en las celebraciones litúrgicas de cada día la oración por la paz. Podemos realizarlo a través de los formularios de la Misa «Por la paz y la justicia» (Misal Romano, Misas y oraciones por diversas necesidades, n. 30, formularios A o B pág. 10421043) y «En Tiempo de Guerra y Desorden» (Misal Romano, Misas y oraciones por diversas necesidades, n. 30, pág. 1044-1045). En ambos casos se puede utilizar una de las Plegarias eucarística para la reconciliación. También se pueden incluir intenciones especiales en la Liturgia de los Horas para implorar al Señor el don de la paz y la conversión de los violentos. Podrían también organizarse momentos de oración y adoración por la paz.

Para añadir a las preces de laudes: «Tú que eres nuestra paz y has reconciliado en tu cruz a los que estaban divididos, — infunde en el mundo el deseo de concordia y convierte el corazón de quienes siembran violencia»

Para añadir a las preces de vísperas: «Señor, que has querido reunir en un solo pueblo a los dispersos por el pecado, — haz que florezca la paz en la tierra y transforma con tu gracia a quienes obran el mal».

Para añadir a la oración de los fieles de la misa: «Por la paz en el mundo, especialmente en Gaza, Ucrania, Siria, Yemen, Sudán, Haití y en tantos otros lugares heridos por la guerra y la violencia; para que el Señor conceda la reconciliación a los pueblos enfrentados y convierta el corazón de quienes siembran odio y destrucción. Roguemos al Señor».

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El Templo del Buen Pastor de La Antilla acoge un concierto benéfico del artista Juan Santamaría

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El Templo del Buen Pastor de La Antilla acoge un concierto benéfico del artista Juan Santamaría

La comunidad parroquial de La Antilla vivirá una noche especial este viernes 8 de agosto, con motivo del concierto benéfico que se celebrará a las 22:00 horas en el Templo del Buen Pastor, organizado a beneficio de la parroquia.

El reconocido cantante ayamontino Juan Santamaría será el encargado de poner voz y emoción al recital “Muero porque no muero”, una cuidada selección de poemas de Santa Teresa de Jesús interpretados en forma de fado.

La entrada al concierto se realizará mediante un donativo de 10 euros.

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