La Virgen de Fátima, patrona de familias, parroquias y pueblos

Diócesis de Málaga
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La diócesis de Málaga es una sede episcopal dependiente de la archidiócesis de Granada, en España. Su sede es la Catedral de la Encarnación de Málaga.

La parroquia Nuestra Señora de Fátima ha vivido, desde el martes 11 de mayo, un triduo en honor a su titular, organizado por la Hermandad de Fátima. El jueves 13 de mayo, la Misa estuvo presidida por el Vicario General, Antonio Coronado, a las 19.30 horas y, tras la celebración litúrgica tuvo lugar la ofrenda floral. El primer día presidió la celebración el director espiritual de la Hermandad, José Manuel Espejo; y el segundo día, el sacerdote Miguel Chacón, párroco de Algarrobo.  

«En este año tan especial en el que hemos dejado a tantos seres queridos por el camino, hemos querido ofrecer nuestro Triduo en honor a Nuestra Señora de Fátima a todas esas personas que se han dedicado y han estado expuestas, por el bien de todos, así como a aquellas personas que están sufriendo por culpa de esta pandemia«, afirma José Manuel Rojas, hermano mayor de la Hermandad.

También han tenido un reconocimiento especial a los hermanos que, «con sus donativos mensuales, han hecho posible, y lo siguen haciendo, que se ayude a las familias más necesitadas a través del economato de la Fundación Corinto. A estos hermanos se les ha nombrado Damas y Caballeros de Fátima por su ayuda a la labor social de la Hermandad».  

La historia de la Virgen de Fátima

La historia de esta adveración mariana hunde sus raíces en la historia de las apariciones de Nuestra Señora a tres pastorcillos, en 1917, en Portugal. Eran tres primos llamados Lucía, Jacinta y Francisco que cuidaban a las ovejas en el campo, en la zona de Cova da Iria. A mitad de la mañana comenzó a llover. Los niños tuvieron que buscar un refugio para no mojarse. Seguidos del rebaño de ovejas comenzaron a buscar un sitio para cobijarse.

De pronto, comenzaron a ver una luz blanca que se escondía entre los árboles. Se acercaron y descubrieron que había una mujer vestida de blanco con un rosario en las manos. ¡Era la Virgen María! La Señora les pidió una cosa: Les encargó que regresaran allí el día 13 de cada mes. Los tres estaban asombrados y volvieron rápidamente al pueblo para contar lo que había sucedido.

Los niños cumplieron la promesa que le habían hecho a María. De hecho, anunciaron más apariciones a sus vecinos. Eran todas el mismo día, el día trece, y en los meses de junio y julio. Tras la segunda aparición, en junio, los pequeños contaron que la Virgen les había anunciado que dos de ellos, Jacinta y Francisco morirían pronto. Y así sucedió, en diciembre del año 1918, a causa de una epidemia de gripe española, Francisco y Jacinta cayeron enfermos. Meses más tarde, en abril, Francisco murió. Por el contrario, Jacinta mejoró de la gripe pero su salud se resintió de nuevo a causa de otra enfermedad y falleció el 20 de febrero de 1920.

El rezo del rosario

En todas sus apariciones, la Virgen hizo especial hincapié en el rezo del Rosario, y les pidió a la niños que cuando lo rezaran, después de cada misterio dijeran: ‘‘Oh Jesús perdónanos por nuestros pecados, líbranos del fuego infierno y lleva al cielo a todas las almas, especialmente las más necesitadas de tu Divina Misericordia’’.

La última aparición de la Virgen tuvo lugar el 13 de octubre de 1917. En ese día se produjo el llamado "milagro del sol".

Según varias declaraciones de testigos, después de una llovizna, el sol arrojó una luz diferente a la habitual. Algunas de las personas que estaban presentes llegaron a pensar que era el fin del mundo. Además, algunos testigos contaron que el suelo y la ropa, que estaban mojados por la lluvia, se habían secado al instante, milagrosamente.

Un hecho que lo presenciaron miles de personas que, atraídas por lo que contaban los niños, decidieron ir hasta ese lugar para comprobar que era cierto lo que contaban.

Uno de los presentes, Juan de Machi describió así ese momento: “ante los asombrados ojos de la multitud, cuyo aspecto era casi bíblico, esperando y ansiosamente mirando al cielo, el sol tembló, realizó inesperados e increíbles movimientos fuera de todas las leyes cósmicas, el sol ‘bailó’, de acuerdo a una expresión típica de la gente”.

Los secretos de Fátima

Según cuenta Lucía, el 13 de julio de 1917 en la Cueva de Iria, la Virgen les contó lo que se conoce como la "profecía de Fátima". Esta profecía está formada por tres mensajes. La Santa Sede los dio a conocer todos ellos durante el pontificado de San Juan Pablo II.

Según escribe Lucía en unos escritos que recoge el portal catholic.net, la Virgen hizo hincapié en la importancia del rezo del Rosario para la conversión de las almas. Además, también pidió la construcción de una capilla en el lugar de los hechos.

Otra de las revelaciones importantes que mostró la Virgen fue la "visión del infierno". María les contó lo que les espera a las personas después de la muerte, si no se arrepienten. Además, María habló de una guerra que comenzaría durante el pontificado de Pío XI, la Segunda Guerra Mundial, que estalló en 1939.

Los papas y la Virgen de Fátima

El Papa Pío XI concedió el 1 de octubre de 1930 una indulgencia especial a los peregrinos de Fátima. En 1942, Pío XII consagró la humanidad al Inmaculado Corazón de María. El papa San Juan Pablo II visitó personalmente el lugar de las apariciones en tres ocasiones. Una de sus visitas más relevantes fue cuando puso a los pies de la Virgen la bala con la que le habían disparado en la Plaza San Pedro.

Benedicto XVI visitó personalmente el lugar de las apariciones y consagró a todos los sacerdotes al Inmaculado Corazón de María. El papa Francisco consagró su pontificado a la Virgen de Fátima y, en mayo de 2017, visitó el Santuario para conmemorar los 100 años de las apariciones.

En la actualidad, en el lugar de las apariciones se encuentra el Santuario de Nuestra Señora del Rosario de Fátima, un templo hasta el que cada año peregrinan miles de personas de todo el mundo, entre ellos muchos malagueños. 

Santos Francisco y Jacinta

En mayo de 2017, con ocasión del centenario de las apariciones de la Virgen María, el papa Francisco peregrinó al Santuario de Nuestra Señora de Fátima, en Portugal, y presidió la Santa Misa con el rito de canonización de los beatos Francisco y Jacinta Marto. 

En su homilía, proclamaba ante los peregrinos que allí se congregaron: «Queridos Peregrinos, ¡tenemos una Madre, tenemos una Madre! Aferrándonos a ella como hijos, vivamos de la esperanza que se apoya en Jesús», «con esta esperanza, nos hemos reunido aquí para dar gracias por las innumerables bendiciones que el Cielo ha derramado en estos cien años, y que han transcurrido bajo el manto de Luz que la Virgen, desde este Portugal rico en esperanza, ha extendido hasta los cuatro ángulos de la tierra. Como un ejemplo para nosotros, tenemos ante los ojos a san Francisco Marto y a santa Jacinta, a quienes la Virgen María introdujo en el mar inmenso de la Luz de Dios, para que lo adoraran. De ahí recibían ellos la fuerza para superar las contrariedades y los sufrimientos. La presencia divina se fue haciendo cada vez más constante en sus vidas, como se manifiesta claramente en la insistente oración por los pecadores y en el deseo permanente de estar junto a “Jesús oculto” en el Sagrario».

La Virgen de Fátima en Algarrobo y Pujerra

Son muchas las parroquias de la diócesis que tienen una imagen de la Virgen de Fátima. A Algarrobo llegó en 2017, cuando se conmemoraban los 100 años de las apariciones. En el mes de noviembre, la comunidad parroquial de Algarrobo recibió la imagen de la Virgen de Fátima donada por un grupo de fieles de la localidad, la entronizaron en una de las capillas laterales del templo y, durante la celebración de la Eucaristía el párroco, Miguel Chacón, bendijo la imagen mariana y la de los tres pastorcillos para su veneración pública, así como todos los recuerdos, rosarios, estampas e imágenes que los peregrinos compraron en Portugal. Al finalizar la celebración litúrgica, los jóvenes procesionaron a Ntra. Sra. de Fátima por las calles anejas al complejo parroquial, acompañados por muchos fieles que portaban sus velas.

Y en Pujerra, Ntra. Sra. de Fátima y San Antonio de Padua son los patronos. A principios de noviembre, el pueblo se vuelca con una de las fiestas más queridas por los vecinos. Los pujerreños comienzan ese día celebrando la Eucaristía en honor a su patrona y, una vez finalizada, la acompañan por las calles del pueblo en procesión.

Todas estas celebraciones han cambiado en este tiempo de pandemia, pero la devoción del pueblo sigue siendo igual de fuerte. 

Patrona de las familias

El Movimiento de Apostolado Familiar San Juan de Ávila tiene como patrona a la  Virgen de Fátima. Dicho movimiento nació «como una inquietud de un matrimonio entonces joven: Trini Samos y Pedro Doblas; querían desarrollar su apostolado en el campo de la familia y defender sus valores dentro de la sociedad, siguiendo el Magisterio de la Iglesia y estando abiertos a las necesidades de la Diócesis», explica Francisco Porras, su responsable mayor.

La Virgen de Fátima es patrona de este Movimiento porque «los fundadores de nuestro Movimiento descubrieron que las peregrinaciones al Santuario de Fátima hacían mucho bien a las personas alejadas de la Iglesia y especialmente a los matrimonios. Se producía en ellas un impacto tan grande que retornaban de nuevo a la Iglesia. De ahí nuestro cariño especial a la Virgen de Fátima. Estas peregrinaciones al lugar de las apariciones, en Fátima (Portugal), se fomentan para afirmar la espiritualidad netamente mariana que caracteriza al Movimiento y como un medio de convocatoria y evangelización para personas alejadas», concluye Francisco.

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